viernes, 11 de octubre de 2013

Parir sin ayuda.

La imágen es cruda, difícil de ver para muchas personas y hasta me ha tocado encontrarme con publicaciones que censuran al recién nacido en la foto. Una mujer de origen mazateco, en un hospital de Jalapa de Díaz, en Oaxaca, tuvo que dar a luz en el patio de la clínica debido a que el personal del lugar no la atendía. Esto sucedió tras dos horas de esperar a que se le atendiera. 


Yo no digo que no está feo eso de que una mujer de a luz en el patio, pero también hay que tomar en cuenta que vivimos en un país plagado de comunidades en las que se carece total o parcialmente de servicios médicos básicos y al día de hoy muchas mujeres siguen dando a luz en las cocinas de sus casas, ayudadas por sus vecinas y en el mejor de los casos, por parteras, cuya experiencia a veces rebasa el conocimiento médico (no así, naturalmente el equipo con el que cuentan puede no ser suficiente en caso de que se presente una emergencia para el recién nacido y/o la madre). En este caso, lo más grave es tener que parir en condiciones precarias frente a un centro de salud, cual si uno estuviera frente a un muro blanco con cristales, detrás del cual no hay nada.


En este caso, nuevamente, se agradece a las redes sociales por difundir este evento tan lamentable, y la posterior impartición de "justicia" a los responsables de tan deleznable situación.

Pero por otro lado, resultaría más justo que las autoridades (nuestros gobiernos) fueran un poquito más responsables también. Puedo señalar la clara insuficiencia no solo en este sino en casi cualquier lugar de la república mexicana en las que se dan servicios gratuitos de medicina familiar. Resulta ciertamente inconsistente querer culpar a los encargados de un centro de salud que evidentemente no poseen la capacidad ni los recursos necesarios para atender a todos sus pacientes, afiliados y sus casos de emergencia, recursos que el Estado debería de proveer a todos los hospitales, clínicas y centros de salud.

Esta clase de justicia, en lo personal, me hace corto circuito. Lo que más me mueve en este caso es que, si esto hubiera ocurrido en el Distrito Federal, ya estarían rodando cabezas. Y no una o dos, sino varias.


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